sábado, noviembre 26, 2005

¿Me conoces?


Soy yo, por supuesto... ¿no me conoces?

"Quiero ser mujer fatal.
Quiero al vizconde rubio de los desafíos
y al mismo tiempo al abate joven de los madrigales.


Que por mí enloquezcan y digan:
`por alto esté el cielo en el mundo...`

Quiero devorarme al Tigre Garmendia ese,
que se las da de arrechito".

miércoles, noviembre 23, 2005

Memorias de una mañana en el Paseo de Gracia


La Pedrera

Siento que esa ciudad fue creciendo en mí
como una extraña posesión,
como una casa que te habita por dentro,
que te llena de voces impensables
y te deletrea calle por calle,
hasta inventarte.

Esa ciudad, tenía, ciertamente,
un encanto especial desde el primer momento.
Pero no era posible, entonces, prefigurar
toda la esplendidez de sus secretos.
La sorpresa del taxista
al toparse con Gaudí en pleno mediodía,
no pasaba de ser una broma del azar:
Alguien busca un hotel
y le dan, por error, la dirección de La Pedrera.
Esa ciudad ya preparaba sus celadas
sin que me diera cuenta.

Habría que esperar hasta el otoño,
hasta el día en que la vi aparecer,
radiante y sola,
en la puerta de una biblioteca consular,
con diecisiete años llenos de alegría y de Serrat,
para empezar a percatarme yo de alguna cosa: algo se tejía esa ciudad conmigo.

lunes, noviembre 21, 2005

Gene Tierney que estás en los cielos


Gene Tierney

Te mira y sabes que no podrás conquistarla fácilmente. En cambio, ella te ha conquistado con los ojos. Por perversión literaria recuerdas de inmediato que los ojos que ves no son ojos porque los veas, son ojos porque te ven. Ahora la señora Muir será tu fantasma, asi en la tierra como en el cielo. Pudo haber sido una simple muñequita linda, pero esa malicia en la mirada, casi imperceptible, la salvó. Parece que el ojo derecho se distrae y que el izquierdo tiene a su cargo el trabajo efectivo de seducción que la chica se propone. Quizá. Lo cierto es que el mentón casi perfecto revela la limpidez de su carácter. El delicado diseño de los labios emite señales inconsútiles, difíciles de percibir sin una lectura previa de algún poema del gran Octavio Paz. De la nariz ya nos habló Somerset Maugham: es la misma de Psiquis en el Museo de Nápoles.

domingo, noviembre 20, 2005

Anotación del 20 de noviembre

Hay quienes todos los días rozan la belleza en unas líneas. Sé que a muy pocos les ha correspondido disfrutar de esa elevada gracia. La mayoría jamás logra aproximarse, y si lo hace, sólo será una vez por la cuaresma. Y es bastante.

miércoles, noviembre 16, 2005

Por la melancolía, por el recuerdo


M.M

"Vida...Existo en tus dos direcciones
permaneciendo de algún modo,
colgando hacia abajo casi siempre,
fuerte como una telaraña en el viento,
existiendo con la fría escarcha
más que esos brillos en forma de gotas
que he visto en los cuadros".

(Marilyn Monroe)

domingo, noviembre 13, 2005

Rothko: la noche de la melancolía


Mark Rothko

Giorgio Agamben, un autor que frecuento con gusto desde hace algunos años y que he procurado difundir sin mucho éxito en mi entorno (reconozco que a veces me pongo “ladilla”), escribió un valioso ensayo sobre la melancolía. Ese ensayo está incluido en su obra Estancias y empieza como si fuese una novela de Umberto Eco: “Durante toda la Edad Media, un azote peor que la peste que infecta los castillos, las villas y los palacios de la ciudad del mundo se abate sobre las moradas de la vida espiritual, penetra en las celdas y en los claustros de los monasterios, en las tebaidas de los eremitas, en las trapas de los reclusos”.

Es la melancolía, “el más letal de los vicios, el único para el cual no hay perdón posible”, como dice Agamben cuando concluye el primer párrafo de su libro cautivante. Creo que su ensayo logra ubicar el tema en nuestro tiempo porque todavía Saturno está devorando a sus hijos.

La melancolía, raíz de tantos males, llega silenciosa y como “la resaca de todo lo sufrido” se te empoza en el alma y hace estragos en los poetas y en los enamorados. Es antiquísima. Aristóteles se ocupó de ella y también toda la patrística, hasta llegar al ya clásico estudio de Panofsky y Saxl. Recibió el nombre de “bilis negra”, por vía etimológica y fue ominosamente mentada como “acedia”, “tristitia” o “taedium vitae”.

Bajo el signo ascendente de Saturno, señor de los anillos, el sol negro de la melancolía nos arropa muchas veces. Para conjurarlo, debemos leer a Nerval y (homeopáticamente) a Vallejo, quien, por cierto, nació “un día que Dios estuvo enfermo, grave”.

También podemos leer los poemas desolados de Silvia Plath, de Alejandra Pizarnik y de Hart Crane. Y muchísimas páginas de Virginia Woolf, por nombrar sólo autores que ahora recuerdo.

¿Quién salva a Dios de su melancolía?

Creo que lo salva Rothko, quien tiene en su haber la más oscura noche de la melancolía.

sábado, noviembre 12, 2005

Archie Moore eterno


Moore

"esa perfecta máquina de hacer box que era Archie Moore"
(Ricardo Piglia)

Yo era feliz viendo el boxeo de los sábados,
solo, en el ring side de mi casa.

Ante la cabalgata deportiva gillette
pasaba horas y se me enfriaba la cena.

No había fuerza humana ni divina
que despegara mis ojos del televisor.

Siempre esperaba que apareciera Archie Moore,
el más legendario de mis boxeadores.
Batallaba, resistía, se iba aturdido
e intacto retornaba de improviso.

Nadie lo ha igualado en persistencia.

Acá está, imborrable, vigoroso, eterno.



Edouard Manet


Manet

El día se despliega lentamente.
Es el tiempo de la luz

para todos los rincones de la casa.

Andan como locos los pintores.
Hopper se trajo el mar,
pero es el sol el que fascina.

En la pantalla de mi monitor
está folgando Edouard Manet.


La displicente desnudez
de una mujer sobre la hierba
viste la mañana.

martes, noviembre 08, 2005

¿Noviembre francés?


Mabillon

¿Arde París?

Parece que, efectivamente, arde París. Y no es para extrañarse.
Tanta segregación, tanto racismo (y tanto Sarkozy, ese Aznar francés impresentable), terminan cosechando tempestades.

Tiene historia París en esto de las revueltas pequeñas que se tornan de pronto indetenibles deslaves históricos.

Ojalá no arda París, pero, por favor, que la derecha se rinda algún día. Ya basta.

P.D: "Escoria, chusma, monos". Palabras de Sarkó. Se usan desde hace años. Los Sarkós de la época las emplearon contra los comuneros. Los Sarkós que conocemos nosotros en Venezuela las utilizan todavía.

domingo, noviembre 06, 2005

Diferencias sobre la biblioteca (que no es biblioteca)


La Biblioteca (que otros llaman el universo)

1. Seis de la mañana. Persiste en mí la imagen del vencejo en el poema de Joaquín Marta Sosa que leí anoche: el pájaro roza los árboles, se llena de agua y no se posa nunca.

Recuerdo vencejos en Antonio Machado, en Gimferrer, en Westphalen. Y en Serrat. Si mi biblioteca me lo permitiera buscaría en este momento el poema de Westphalen, pero no. No tengo biblioteca. Tengo “instalaciones de Piranesi” diseñadas por Carlos Zerpa para ilustrar el caos.

2. Miré los muros de libros de la biblioteca mía y desistí de buscar ese volumen de Pavese que tanto quería releer.

3. Arreglos en la biblioteca. Búsqueda infructuosa. Ahora que la biblioteca está más o menos ordenada me percato de que me faltan algunos libros. Bueno. Debo buscar un poco más, para poder darlos por desaparecidos. Con el desorden anterior no era posible apreciar si algún volumen se había esfumado. Una vez Calvino y sus propuestas para el nuevo milenio se me hicieron invisibles como las ciudades del mismo autor. Aparecieron un día, sin que las estuviera buscando. Eso espero que me ocurra ahora con Isaac Deustcher y sus libros sobre Trotski, con un volumen de poemas de José Kozer y con las memorias de Joan Perucho.

Minutos después de escrita la anterior anotación conseguí en la parte de atrás de un estante olvidado los libros de Deustcher. Van apareciendo los libros invisibles. Es cuestión de ir llamándolos con calma, en voz baja, con fe.